Plumas al viento
Hay un antiguo cuento judio que ilustra los tristes efectos de los chismes. Aunque existen diversas versiones, todas vienen a decir lo siguiente:
Había una vez un hombre que estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo.
Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdon al sabio y le pregunto como podia corregir el error.
El sabio le pidio una sola cosa: tenia que agarrar una almohada,abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenia dentro. El chismoso se quedo extrañado, pero decidio complacerle.
Luego volvio a ver al sabio y le pregunto:
-¿ Ya estoy perdonado?
-Primero tienes que ir a recoger odas las plumas – respondio el sabio.
-¡ Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado – protesto elchismmoso.
-Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tuspalabras- concluyo el sabio.
La lección no puede estar más clara: una vez que dejamos salir las palabras, no podemos recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan. Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos a punto de soltar plumas al viento.