Luce un día precioso, abro la ventana de par en par y respiro el gélido aire que entra por ella, le estoy cogiendo el gusto a esta sensación de frío sobre mi rostro recién levantada. Me hace despertar y ser consciente de que me espera un nuevo día.
Desde que me he venido a la montaña es un ritual que hago día a día, abrir, respirar profundamente, cerrar los ojos y conectar con todos los sonidos y sentidos de mi alrededor. Esto me ayuda a comenzar de otra forma, quizás con una mirada diferente.
Llevo varios meses aquí en la montaña y he podido disfrutar y sufrir el cambio de estación, de los días, de cómo se hacen mas cortos en segundos y otros días sin embargo se vuelven eternos. De cómo los colores van cambiando según pasan las horas y los días, de cómo las hojas de los árboles comienzan a caer para luego crecer con mas fuerza, de la gente que viene y se va, de sentir y descubrir cosas indescriptibles y hermosas, de la ternura de abrazar, de la paz que da el silencio y el sonido del aire meciendo la naturaleza, el arte de respirar en otro entorno, la sensación de pánico y miedo por estar aquí sólo en la montaña, las nuevas costumbres y sobre todo los nuevos retos que me traen los días.
Comienza a sonar la cafetera, y el olor a café y el sonido que ésta produce, me indica que hay que ponerse en marcha, me preparo mi desayuno y mientras sorbo a sorbo voy disfrutando de este caliente café, mi cabeza se pone en marcha para trazar un nuevo plan,
¿qué toca hoy, qué camino voy a elegir?,
ya que, ¿ sabes que ? Ayer me dí la vuelta…
Te cuento…
… Decidí salir al monte, dar un paseo por la montaña, que ya comienza a estar blanca por los primeros copos de nieve que caen en la madrugada,y ver que me deparaba mi paseo matutino ya que últimamente me sorprende lo que va surgiendo por él.
Decidí cruzar el río que poco a poco se va haciendo mas ancho por las lluvias, y antes de que estas se lleven mi particular puente hecho de piedras, quiero cruzar al otro lado.
Tras cruzar, me sorprendí, estando quieta, parada y mirando estos 3 caminos que tenía frente a mí y siendo consciente de que si quería seguir tenía que elegir uno de ellos:
Uno era un camino recto que tras cruzar el río me llevaría a donde siempre he ido, un camino seguro, sin baches y con pocas sorpresas. Bonito sí, pero sin mas.
Luego pude apreciar un segundo camino que comenzaba a desviarse a la izquierda, mientras va desapareciendo en el horizonte, y no tenía mas información ni sabía cuanto tardaría en llegar ni cuanto esfuerzo me costaría, pero podría surgir interesante.
Y por último otra opción, era girar a la derecha y comenzar a subir la pendiente de aquella montaña que siempre he observado desde mi ventana pero…
… me preocupaba si me llevaría demasiado tiempo subirla, si las piedras en el camino serían muy grandes y no iba a poder sortearlas, ¿ y que pasaría si me cayese y tuviera que volver a empezar? , y si no estaba preparada para subir hasta allí…y si al llegar la montaña ésta era muy alta y al llegar me daba vértigo ¿como bajaría? Y si….y si….
Así que decido darme la vuelta, ir a mi casita calentita y segura y mañana sería otro día.
¿Hoy es ayer o era mañana?
El caso que ha vuelto a amanecer…llevo varios días sin salir a la montaña pensando en que camino escoger para seguir disfrutando de mi paseo.
Abro la ventana y como por arte de magia entra en mi salón un recorte de periódico con la frase “ Todo va a ir bien ”, tengo que abrir los ojos de par en par varias ocasiones para leerlo mejor, y comienzo a reír y tras un GRACIAS.
Me tomo mi taza de café, cojo la mochila y me dirijo hacia el camino…
Mientras llego a él… te dejo reflexionando sobre el tuyo:
¿Y tu, que camino escogerías?.
¿Eres de los que arriesgas, o por el contrario prefieres lo conocido?.
¿Qué crees que necesitas para cada uno de ellos?.
“Sigue las flechas que aparecen en tu vida”
Hola Mar, el de la derecha sin duda !!!, de echo hace poco mas de un año decidi coger ese camino…el de la derecha.
Y sigo cuesta arriba, sorteando piedras, rios, subidas y como no, bajadas, muchidimas. Satisfecho? SI !,a pesar de ir a contracorriente con las opiniones de l@s demás.
La capacidad de elegir y afrontar ese nuevo camino me llevó tiempo. Al fin y al cabo solo tenemos una vida y si nos equivocamos o nos caemos, pues nada, a levantarse y seguir.
Cuando me preguntaban del porque esa decisión…respondía…
«No quiero llegar al final de mis dias preguntándome que hubiera pasado»…..
Asi que allá voy ! cuesta mucho empezar de más que menos cero.
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Y si, me iria de paseo!!! Pero acompañado de mi A7 que llevo dias sin que le de el aire. 🙂
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