Hace unos años recibí un mensaje: ¿si tú vida estuviera escrita en un libro, lo comprarías?.
Me llegó justo en la mañana del día de fin de año:
Te cuento, desde hace varios años tengo un pequeño ritual ese día que es hacer balance del año, simplemente cojo un cuaderno unos rotuladores de colores y hago un “brainstorm” de esos 12 meses que de alguna forma me han hecho ser diferente, ya sea bueno o malo.
Reconozco que me gustar dedicar ese momento, para ver que ha sucedido y que quiero cambiar para el siguiente año. De hecho, solo es en ese momento cuando leo eso que una tarde escribí.
Al año nuevo le pido una palabra, con todo el significado que puede rodear una simple palabra. Hay años que al revisar esas ideas locas que escribí en un cuaderno, siento que la vida me ha dado mucho mas que «esa palabra», sin embargo otras veces la vida me ha llevado por otro camino que sin juzgar si es bueno o malo simplemente asumo que ha sido diferente y por ello me lo guardo para mi…
Volviendo a la pregunta de antes, en ese momento cuando leí el mensaje, dude si lo compraría, porque quieras o no, todos en el fondo tenemos un poco de curiosidad sobre el futuro…pero ahora te digo que no, no lo quiero saber.
Quiero que el mundo me sorprenda con sus locuras o las mías propias que son las que me han traído a este lugar desde donde te escribo.
Estos últimos años han sido movidos, en unas ocasiones personalmente y ahora sobre todo profesionalmente que claro también afecta a la parte personal. Tanto viaje me ha desubicado de mi cuerpo, mente y de mi vida.
Ahora viene una nueva década si se puede llamar así, un número que en principio no me dice demasiado pero del que si espero mucho: veinte-veinte (2020) porque así lo llevo llamando desde que me dijeron que el proyecto de trabajo en el que estoy sumergida se atrasaba un año. Y deseando que llegase ese día en el que desease FELIZ AÑO 2020 desde Quito, y que cuyo significado eran tan grande que no lo puedo describir, la vida me sorprende con otra cosa. Quiere que nos felicitemos el 2021.
Y por eso estoy AQUÍ,
Por eso he decidido PARAR,
DESCONECTAR de lo que conozco, recargarme de ENERGIA y VALOR
Para poder DECIDIR que QUIERO este año.
Porque la vida no se tratar de “Poder hacer” sino de “QUERER hacer”.
Así que estos últimos días del año, los voy a pasar en una masía dedicándome momentos de sol, pájaros cantando, alguna que otra fotografía, una copita de vino y SENTIR que quiero para este año que viene.
Quizás esa sea la diferencia SENTIR lo que uno quiere.
Ya te contaré como me va…