
Cuenta la leyenda que había un pequeño pueblo donde la gente andaba descalza. Daba igual que fuera invierno, verano, nevase o el asfalto quemase… ellos caminaban así , no conocían otra cosa.
Un buen día el peligro llegó a ese curioso pueblo, se rumoreaba que desde el norte venían vientos huracanados, y el miedo se apoderó de ellos.
¡ Nunca habían visto nada semejante!.
La gente, asustada, se encerró en sus casas y así pasaron 50 días con sus 50 noches.
Las velas encendidas eran su única luz y los ruidos que escuchaban del exterior les aterrorizaban tanto que no se atrevían a mirar hacia afuera.
Hasta que un buen día el silencio se apoderó de todas y cada una de las calles,… así que poco a poco fueron quitando las tablas de madera de las ventanas e invitando al sol a pasar a sus casas.
Los rostros tristes y pálidos se fueron iluminando con cada rayito de sol y poco a poco fueron dando pasos al exterior.
La sorpresa llegó cuando al salir, se dieron cuenta que todo lo que conocían había cambiado, en esos 50 días la naturaleza se había adueñado de las calles dándoles un color brillante a cada rincón, y el cantar de los pájaros armonizaban los paseos de sus habitantes.
La tranquilidad de este pequeño pueblo se vio alterada cuando uno de sus habitantes observó que esa casa antigua a la que nadie se atrevía a entrar porque decían que estaba maldita, se había liberado de todos los rastrojos que contenía su entrada y se podría leer “Taller de zapatería”.
Nadie entendía que significaba ese cartel, decían que había sido cosa de magia “la casa maldita se había desencantado”.
“Aquellos que creen en la magia están destinados a encontrarla”.
Continuará…