Y con esta frase comienza el improvisado relato:
¿Cómo podrían aprender mejor a vivir sino probando resueltamente el experimento de la vida?.- Walden.
Era domingo,
Me levanté sobresaltada por el sueño que estaba teniendo.
Como pude, comencé a recuperar el aliento y mi respiración agitada poco a poco se fue tranquilizando.
No había amanecido, y el silencio en la calle era total.
Abrí la ventana, y asomé mi cabeza por ella para sentir el mundo durmiendo.
Quietud, calma, silencio…
Hacía frío, decidí volver a la cama, pero era inevitable seguía dando vueltas y vueltas a ese sueño.
¿ Qué querría decir?.
El reloj estaba quieto, no pasaban los minutos e incluso habría jurado que los segundo se habían congelado.
Vueltas y vueltas daba y no precisamente a la cama. Mi cabeza era un torbellino
¿ Qué querría decir?.
Solo podía pensar eso.
De repente, algo me vino a la cabeza, y pegué un salto.
Me metí en la ducha y dejé que en ese instante, el mundo comenzara a circular como cada gota que caía por mi húmedo cabello.
Me vestí, cogí los cascos, el móvil y salí a pasear mientras Madrid iba amaneciendo.
Tímido, el sol se iba asomando por cada esquina y como jugando al escondite se iba escondiendo en la siguiente calle.
Llegué a la Castellana, aún en penumbra sin ningún coche, sin personas, el silencio sólo se rompía por el ruido de viento y algún pájaro que curioso pasaba por allí.
Y grité al mundo, di vueltas, abrí los brazos y esperé así a que el primer rayo de sol acariciara mi rostro.
Y, en ese momento, en ese instante lo supe…
“Antes de sentarte para escribir tienes que levantarte para vivir”.- Walden, La vida en los Bosques.
Tú eres el dueño de tu vida,
Tú haces que sucedan las cosas,
Tú puedes cambiar el rumbo de tus pasos, un leve movimiento,
Quien mejor que Tú para saber quien eres y a donde quieres llegar.
Porque al fin y al cabo TÚ eres YO y YO soy TÚ.
El mundo a través de ti 