
Durante esta semana, este ha sido mi horizonte para respirar.
Simplemente me tumbaba en la hamaca y dejaba que el Viento fuera pintando el lienzo.
A veces eran barcos de vela, de motor, lanchas o incluso kayak que iban y venían.
Cada uno con su propia dirección y rumbo.
Y así, yo tumbada e Inmóvil:
Observaba el brillo del Mar, incluso en las noches más oscuras. Oscuras pero alumbradas por el saludo de las estrellas.
Escuchaba su rugido, mientras chocaba una otra vez contra las rocas y sin rendirse volvía a intentarlo.
Saboreaba cada una de las conversaciones, y charlas; Si, esas que traspasan el alma.
Sentía el sol bronceándome la piel, y el agua refrescándola. Y al hidratarme de vida, está volvía a nacer.
Por todos lados: Ese olor, olor a mar, a Libertad, a felicidad, a un brindis con amigos y unas risas inesperadas.
Quizás este haya sido el verano de los sentidos, en donde como hacía tiempo he desconectado para conectar con cada uno de ellos.
Ahora guardados en esa cajita preciada y especial, que desde hace tiempo cultivo y mimo. Esa cajita donde estoy guardando cada uno de los momentos de mi vida!.
¡Hasta la próxima experiencia!.
¿Mañana?.