
“El Dalai Lama dijo esta frase: “Cuando conozcas a alguien mirare a los ojos y se amable porque dentro de él siempre se está librando una batalla”.
«Y es que, dentro de nosotros siempre se está librando una batalla, una batalla que muchas veces es dolorosa, y escribir tiene que ver con eso.
Con contar lo que nos duele, aunque nos de vergüenza, por eso cuando escribimos de verdad corremos un riesgo, el riesgo de no salir indemne de ahí. Hay que ser valiente para escribir porque nos asoma a un abismo. Un abismo que hay en nosotros.
La literatura apela a nuestros miedos, a nuestras miserias, a nuestro dolor…”.
Me quede maravillada con esta escena de la serie “El desorden que dejas”, y hoy vuelvo a ella.
Vuelvo presentándote a Quella:
¿Tú escribes?
Con esa frase recibió Jeanne a Quella en su consulta.
Asombrada y con los ojos abiertos intentando que no se le notará su asombro, contestó:
— …bueno…de vez en cuando, pero no me gusta hacerlo. Comentó.
— ¿ Y eso?, le volvió a preguntar.
Mientras, su mente pensaba: ¡Pero que pesada es esta mujer!, vagamente respondió.
— No se, nunca lo he pensado.
Jeanne sonrió, y le invitó a tumbarse en la camilla.
Menos mal, pensó Quella. Ni que los dolores de espalda se curasen escribiendo.
Lo que no se esperaba era lo que sucedió en esos 50 minutos, en donde como si el tiempo se hubiese congelado y mientras ella iba colocando cada parte de su cuerpo pareciera que también lo hacia con cada rincón de su alma.
Quella no pudo mas y comenzó a llorar, primero una lágrima cayó por su mejilla, luego otra, y otra, hasta que casi sin poder respirar lo entendió:
Realmente no escribía porque le daba miedo, le daba enfrentarse a ella, a sus miedos, a su verdad, a su mirada, en definitiva, se había alejado tanto de la realidad que ni ella misma sabía quién era.
Y es que a veces, intentamos ocultar, quitar importancia, olvidar a algo tan importante como son nuestros sentimientos, y lo que realmente hacemos es cargarlos en nuestra espalda como si por tenerlos detrás no formase parte de nosotros.
Por eso hoy, te invito a que sientas, a que llores, a que rías, a lo que tu quieras, pero siéntete tú, siéntete viva.
Eso, eso es lo más importante.
#Historia de ella
En mi cuarto de estar utilizo un sillón de oficina. El motivo es que con mis sentimientos cargados siempre a la espalda, me “siento” más cómodo
Me gustaMe gusta