“Da tu primer paso ahora. No importa que no veas el camino completo. Sólo da tu primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida que camines.” Martin Luther King

¿Quién soy?, ¿Quién soy?.
Era la Quinta madrugada que se levantaba asustada, sudando, con el corazón a mil y una pregunta que no paraba de resonar en su cabeza:
¿Quién soy?, ¿Quién soy?.
Sus muñecas doloridas, se las tocaba una y otra vez creyendo que algo le había atado mientras dormía, pero…!. Todo era producto de su sueño o, ¿quizás no?.
La sensación que tenía era como si hubiese intentado liberarse de unas cadenas pesadas, muy pesadas.
Y de nuevo, esa voz, esa voz que le susurraba
¿Quién soy?, ¿Quién soy?.
Esa noche fue diferente a las demás, esta vez se levantó sin hacer ruidos y salió a ver amanecer.
Cogió su manta preferida, esa de cuadros azules, una taza grande de café bien calentito y salió al porche de su jardín.
Al fondo, el horizonte empezaba a despertar y los colores bailaban, mezclándose entre sí.
El sonido de los pájaros, lejos, pero a la vez cerca, le hacían tararear una canción que nunca había escuchado.
Y así, sin saber muy bien cómo, apareció en la cima de una montaña, con una simple mochila y una sensación de poder y Libertad que nunca antes había experimentado.
Mientras miraba a su alrededor, se sorprendió al verse sin zapatos, pero sintiéndose segura. Comenzó a caminar, y en cada pisada que daba, sentía que todo era posible, aunque no tenía nada.
Todo y nada qué bonita pareja de opuestos.
Sin saber dónde estaba, ni cómo había llegado allí sentía posible lo imposible y lo quería intentar. Buscar, encontrase y descubrirse aun estando perdida, porque sabía que lo estaba, pero no le importaba, quería saltar, gritar.
Confiaba, confiaba en que todo iba a ir bien.
Y allí, en mitad de la montaña, descalza, sin nada o con todo.
Todo lo necesario para encontrarse comenzó a escuchar un sonido familiar a la vez que extraño. Pun,pun. Pun,pun. Pun,pun.
Y a la vez, mientras su cuerpo se estremecía por estar sola en mitad de algún lugar, sin nadie alrededor solo ella. De nuevo ese sonido. Pun,pun. Pun,pun.
Y lo entendió. Era ella, era ella en el todo y en la nada. Era ella y su corazón.
Así que comenzó a caminar, sintiendo la tierra, el aire, escuchando su mente a la par que su corazón y comenzó a conquistarse.
Continuará…